Más allá que no entiendo de economías y por ello no entiendo lo del control al dólar, no entiendo los mensajes oficiales.
Por ejemplo, si las señoras de las ollas, señoras gordas de barrio norte, dixit palabras de funcionarios kirchneristas, protestan por sus dólares, ¿por qué no van a hacerlo?
Yo quisiera saber qué haría la señora, si el gobierno anterior o el próximo le impidiera comprar propiedades en el Calafate, aunque tuviera el dinero.
No entiendo esas versiones ni discursos. ¿Por qué no van a protestar las señoras gordas?
Es un mensaje por lo menos extraño.
Gordas, flacas, de barrio norte o sur, no hay por qué justificar con eufemismos el hecho de que cada uno defiende su dinero.
Que las señoras gordas no pueden comprar dólares y protestan no es menos importante ni digno que el estado quiera sacarle sangre a las piedras, controlando hasta lo que leen.
Si las protestas fueran de señoras gordas, ¿acaso no tienen derechos sólo por tener dólares?
Lo que la gente está cansada es precisamente de estos discursos que con otras excusas, son fascistas, prepotentes y descalificadores.
Las señoras gordas son ciudadanas, igual que cualquiera, les meten las manos en los bolsillos, les dicen en qué pueden gasta y cuánto, las persiguen con epítetos descalificantes, ¿Por qué no iba a protestar?
Y por qué, me pregunto, es menos importante la preocupación de los protestantes por Miami, si así hubiera sido, cosa que además es falta, tan falsa, que no hay una sola persona que esté de acuerdo con semejante frase.
Cuidado, funcionarios, hay un planeta después de ustedes, todas las tropelías que cometen, son un boomerang, todo vuelve.
Ahora tienen poder de decisiones, no parece que las estén usando dignamente, y sobre todo con coherencia, porque la presidenta olvida que tiene una hija en el exterior estudiando o trabajando, no se sabe, ¿quién y con qué se mantiene esa hija?, ¿dónde está la declaración de los envíos de la señora al exterior para mantener a su hija?
Por qué será que cada uno que sube al poder no piensa que hay un día después y que todo lo que hicieron tiene consecuencias.
Si no, miren a De la Rua, todavía tiene que responder por su inoperancia.
A la presidenta, le dieron su confianza más de la mitad del país, no se entiende cómo ha llegado a este punto de decepcionarnos, ya sea por el cepo al dólar, por la seguridad, por el estado de la educación, por todo.
La presidenta olvida que ella es presidenta de todos y todas, incluyendo a las señoras gordas.